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DE INTERES

sábado, 24 de marzo de 2012

2012-PREGON DE D. JESUS MANUEL PEROJIL VILLAR PRIMERA PARTE


    Con la oscuridad dueña de la bombonera del Gran Teatro y el sonido de fondo de una estación de trenes se escucha:

  ¡Atención señores pasajeros!: El tren con destino a ninguna parte va a efectuar su salida de la “Estación de los Recuerdos”.

   En la partida del tren se van escuchando pequeños fragmentos de las agrupaciones que Jesuli Perojil trajo a las misma tablas del Gran Teatro, mientras el espera sentado con guitarra en mano en un banco de la recreada estación imaginaria.

   Un cañón de luz enfoca al pregonero, que puesto en pie y acompañado de escuetas notas salidas de la guitarra que porta, entona casi a capela un pasodoble con música de “Los Viudos Alegres” de 2009, vestido con una letra expresa para la ocasión.


Y que más quieres que te diga
que no te haya dicho cantando.
Son veinte años aquí arriba
que son más de media vida,
y aquí sigo pregonando.
Contigo he llorado y reído,
contigo he perdido y ganado,
sabes bien que siempre ha sido contigo
con quien tuve mil motivos para perder la razón.
¿Di que más quieres de mi…de este loco corazón?.
No presumo de pregonero,
porque pregonero es cualquiera
que se sienta carnavalero
llevando a Huelva por bandera.
Mi pregón es el de tantos compañeros
que se suben en el tren de este febrero
dando la vida entera.

   Este pregón es de mi gente más fiel, la más valiente, los que dan por mí la cara en estas tablas. Que este pregón es de los míos, los que llevan mi “apellío” y de los que llevo en el alma.
   Y es que este pregón es de todos aquellos que algún día subieron a mi vagón. Cada uno a su manera fue poniendo su granito de carbón y entre todos hicieron que mi tren siempre llegara a la estación.
   Y es que este pregón no es ni bueno ni malo, pero me salió del corazón. Me lo arranqué del alma y le puse toda mi pasión. Qué más quiere que te diga, si hoy no te entrego mi pregón te estoy entregando mi vida.


   Doy comienzo este viaje que para mí… será tan apasionante como eterno, con la única intención, de haceros cómplices de mi locura.
   Sois…los espectadores de excepción, de este viaje sin retorno al fondo de mi corazón.

   Estoy nervioso, he de reconocerlo, a pesar de estar aquí, como quién dice…en familia…rodeado de los míos. Pero precisamente por eso, por ser esta mi casa, la misma casa donde tantas veces soñé despierto y lloré dormido. Esta misma casa que te puede hacer un gigante o convertirte en algo insignificante. Esta casa, donde se vende cara la gloria pero es gratis el fracaso. La misma casa que ha sido, y se bien lo que digo, tan cariñosa como injustamente desagradecida con muchos de mis compañeros de viaje, algunos de ellos bastante cercanos a mi…¿Verdad, Diego Vega?. ¿A que sabes de lo que hablo?.

   Pues bien, en esta nuestra bendita casa, el grado de responsabilidad se multiplica por mil, por lo menos así lo siento yo. Y el día que deje de sentir ese cosquilleo en el estómago, dejaré de subirme a estas tablas… además, es la primera vez que me encuentro aquí, frente a ustedes mismos, mi público, sin mi inseparable guitarra entre mis brazos, al menos de momento. Pero sobre todo, sin el respaldo incondicional que mi grupo me brinda como escudo, y eso me incomoda, y me hace sentirme torpe y vulnerable. Ellos son mi muralla, mi barrera… Su ausencia hoy aquí, me hace sentirme desnudo, frágil, pero supone un nuevo reto y a un servidor los retos le encantan.

   Y no están aquí por una decisión personal mía, en contra de la voluntad de todos ellos, porque se que les gustaría estar aquí arriba y al contrario de lo que pueda parecer, no es una cuestión de protagonismo o egoísmo personal, al revés, su ausencia los convierte en más protagonistas si cabe. Se ve que me falta algo, hay, como lo diría…, demasiado escenario para este escuálido calavera, además, por si alguien lo dudaba, los estoy echando de menos desde el mismo día que decidí hacerlo solo, simplemente he querido que hoy lo disfruten desde abajo, ellos se lo merecen.

   A lo largo de este viaje me acompañarán de una manera u otra, los de siempre, los que se que estarán ahí, porque siempre han estado, y estarán algunos otros que no querrían estar, incluso estarán algunos que yo no querría que estuviesen, pero que le vamos ha hacer, veinte años dan para mucho.

   Con las maletas llenas de ilusiones, cojo este tren en marcha que no se hacia donde me llevará, pero que de momento me ha llenado de recuerdos el corazón y me ha hecho, y siento decirlo así, sentirme orgulloso de mi mismo, de lo conseguido hasta la fecha y de haber llegado hasta aquí, con las mismas ganas que el primer día. Orgulloso también de mis amigos, de mi familia y de esta bendita fiesta que un día entró en mi vida, espero que para no salir nunca.
   Uno es carnavalero de por vida, en activo o en la distancia, pero lo es para siempre, eso ya no se puede cambiar, es como un tatuaje, un símbolo, una marca. Llamarlo como queráis, pero es algo que te acompañará a donde quieras que vayas.

   Soy de los que defienden el carnaval como un estilo de vida, una manera de ver las cosas desde otro punto de vista. Me atrevería a decir que somos hasta más felices que el resto de los mortales, aunque eso a lo mejor es mucho decir, porque yo, justo después de algunas finales, de cuyo año no quiero acordarme, feliz, feliz, no es que estuviera, pero bueno…, no deja de ser curioso hasta que punto el carnaval forma parte de mi vida, pues durante una conversación normal, puedo decir tranquilamente que conocí a mi mujer el año de “Piropo”, que me casé el año de “Los Borjamaris”, que mi padre se me fue el año de ”Los Vázquez”, o que mi hijo nació el año de “Las Sobrinas”….
   Y esto es así, cuando tienes que pensar una fecha, llegas antes pensando de que ibas disfrazado en ese momento. Por eso dicen que los carnavaleros no cumplimos años, cumplimos carnavales. Y no es un tópico, os lo aseguro.


   Este pregón no pretende nada más que entretener, no busca ser el evangelio, ni la palabra sagrada del carnaval. No busca ser la voz de la conciencia, ni la verdad absoluta, simplemente dejará constancia escrita de que Jesuli Perojil pasó por aquí y se dejó la vida para que este tren no parase nunca. Recoge parte de mis recuerdos, mis vivencias, mis anécdotas y parte de lo que puedo y creo que debo contar de mi vida carnavalera.

   Seguramente de alguna de las cosas que cuente habrá una segunda versión, y puede que hasta una tercera, pero yo cuento la mía, que es la que he vivido y de la que puedo dar fe. Los demás, que cuenten lo que quieran. Será por contar, si aquí nos encanta contar, y sobre todo criticar, emitir juicios de valor sobre personas que ni siquiera conocemos, porque esta fiesta no deja de ser el más puro reflejo de la vida misma.

   En este bendito tren…hay demasiados revisores y muy pocos pasajeros.

   Este pregón, no lo duden, está escrito con el corazón y seguramente de forma desordenada. Voy dando saltos, buceando en los mares de la memoria, rebuscando en el baúl de los recuerdos. Los momentos vienen y van, como los trenes. Es seguro que habrá cientos de cosas que se me olviden, o que yo quiero pasar por alto, todo no puede caber, algún nombre no estará, por lo que si alguien se ve representado en mi olvido, espero que sepa disculparme, y que no dude de que si no está en este pregón, estará en algún rincón de mi corazón.

   Lo que es indudable, es que este pregón que acabo de comenzar girará entorno a los míos, no podría ser de otra manera.

   Este es mi momento y he decidido hacerlo así. Este es mi homenaje a todos ellos, es mi manera de agradecerles a todos, lo que han hecho y hacen por mi. Me siento afortunado al tener una familia tan grande…y con tanta buena gente, porque en el fondo es eso lo único importante, que somos una gran familia.




  Hay quien me atribuye una obsesión enfermiza por acumular premios y palmarés, seguramente son los que vienen solo a participar, que son como los billetes de quinientos euros, todo el mundo sabe que existen, pero nadie los ha visto. Pues yo señores, yo no vengo a participar. Cada vez que subo a estas tablas lo hago con intención de ganar, porque además, considero que es la mejor manera de no faltarle el respeto al que ha pagado una entrada. Todo lo demás son tonterías y además no me lo creo. El que quiera participar que se monte un carrusel, y que se compre un pin de “Yo soy carnavalero”, y así de camino, nos ahorramos las veces que hemos sentido vergüenza ajena.

   Se puede estar mejor o peor, puedes gustar más o menos, eso siempre es opinable, pero hay que venir preparado y con respeto. Que esto no es una pachanga, por favor.

   Pero una cosa no quita la otra, se puede ser o intentar ser competitivo al máximo, pero siempre valorando que es lo importante de todo esto. Lo primero son las personas. Por más premios, finales o reconocimientos varios que jalonen mi historial y de los demás, me siento orgulloso y jamás renegaré, porque mi esfuerzo y dedicación me ha costado, si no que se lo pregunten a mi mujer… la de noches que se acuesta sola porque yo estoy con la otra, con la que tiene cuerpo de madera y que pasa más tiempo pegada a mi que ella misma. Pero el día que yo no esté…prefiero contar amigos, antes que contar primeros premios, eso se lo dejo a los amantes de las estadísticas y a los que no tienen más ambición que ser mejor que yo, o mejor que otro cualquiera, a los que no ven más allá. Lo importante es lo que me llevo aquí, en el corazón, y eso ya no me lo va a quitar nadie.

   Para mi hubiese sido más fácil, venir hoy y tirar de curriculum, y hablar de premios, de las veces que he ganado, de si llevo veintitantas murgas y otras tantas comparsas….y algún que otro cuarteto. Podría hablar de lo que me quieren en Ayamonte, o en Punta, o en Isla, o en Gibraleón, o en Valverde, o en Calañas…, por cierto, que a estas tres últimas localidades, les estaré eternamente agradecido, por haberme permitido sentir el honor de haber sido su pregonero, al igual que al barrio de La Hispanidad.

   No sería lo fácil, pero solo son números, fríos números, cifras en un papel, que la historia se encargará de enterrar. Lo que nunca se olvida, es a las personas que te encuentras en el camino.

    Dicen que los artistas, en líneas generales, antes de cualquier acto que tengan, se encomiendan a sus santos personales…, yo también lo hago, pero mis santos son muy particulares. Mi santoral se compone de personas de carne y hueso, de personas como tu y como yo, que a lo largo de su vida han dejado una huella imborrable, han mostrado ser diferentes, tener algo, por eso hoy vienen conmigo a este pregón, por eso hoy, me he subido a estas tablas, con la bendición y la ayuda de todos ellos, ya están aquí, los llevo conmigo, os los presento:

-Este bombín pertenece a Roque Rodríguez, y este pantalón es de Manuel Fernández, para que su categoría como poetas y su reconocida y demostrada valía como insignes pregoneros que ya han sido, me acompañen en todo momento a lo largo de este pregón, y me den la inspiración para llegar al final de este viaje, que ellos en su momento, realizaron con tanta maestría como saber.-

-Esta guitarra, fue la última que tocó sobre este escenario, mi admirado David “El Loco”, para que sus mágicos acordes, llenen de música este trayecto y acompañen mis palabras y que en una espiral de falsetas imposibles, me lleven a la estación, agarrado a su bordón…, agarrado a sus benditas manos, esas manos que encontraban sonidos donde nadie más lo hacía, compartiendo su locura…que es la mía.-

-Este abrigo… pertenece a Paco “El Bombo”, para que su eterno compás, marque la cadencia de este pregón, para que siempre suene su bombo en los latidos de mi corazón, para que me marque los tiempos, como solamente el los marcó. Ojala, la infinita bondad y humildad que el poseía, esté siempre conmigo, ya no digo a lo largo de este viaje…sino durante toda mi vida.-

-Este chaleco es de Amparo Correa…para que esa estrella que el cielo lleva su nombre, cual Estrella de Oriente, ilumine todo mi camino, para que llene este tren de ese duende y ese arte, que ella derramaba por cada poro de su piel. Para que sus raíces carnavaleras, me hagan siempre ver de donde venimos y hacia donde queremos ir, para que pinte mis vagones de azul y blanco, que era el color de su sangre, para que su luz, me haga ver en la oscuridad.-

-Esto es mío, porque algo tendré que poner yo…- (Indica la palomilla del cuello)

-Y por último, y no por ello menos importante, aquí… llevo a mis tres maestros. Diego Vega, Cristóbal Giraldo y Antonio Cabezas. Para que su reconocido talento y saber hacer, en cualquier proyecto que acometen, me sirva de musa, de fuente de inspiración.

   Llevo veinte años aprendiendo de los tres…y no me canso, cada uno sin que ellos lo supieran, han ido cosiendo en mi los hilos que aún hoy me retienen aquí. No he visto a nadie querer a Huelva como ellos, defender cada palmo de tierra que pisan, morir por sus ideas, y sobre todo, morir matando, como solo lo hacen los valientes. Fueron, son y serán, un ejemplo para todos; Tres maneras de quererte; Tres estilos “pa´cantarte”; Tres formas de comprometerse; Mil motivos para amarte.

   De cada uno de ellos, me he quedado con lo mejor, que es mucho, y con lo que peor, que es poco. Porque a las personas se las quiere como son, no como quisiéramos que fueran.

   En algunos casos, como el de Diego Vega, además de quedarme con lo mejor y lo peor, me he quedado también con su hermana, que por otra parte…era lo mejor que tenía.

   Cristóbal es distinto, yo me he quedado con lo mejor y lo peor, pero en este caso, su mujer, es la que quiere que me quede con su niña como nuera…y eso es algo que tendrá que decidir mi hijo, no yo. Hombre…yo…le he dicho al niño: “Manu”…, es un buen partido, tienes tu casita en el campo…y sales en carnaval, tu suegro te cose el disfraz…,¡eso es un braguetazo!.

   A D. Antonio Cabezas, mi íntimo enemigo, premiado recientemente y merecidamente por su onubensísmo, le quiero decir, lo que en su día Martínez Ares a su rival le cantó: “De entre todos tus amigos, no tendrás un enemigo que te admire más que yo”.

   Lo que venía ahora, no dependía de mi, sino de vosotros, pero he venido preparado. -¡Chema, pon la pista dos, por favor!-
-Suenan aplausos grabados y prosigue el pregonero-
Gracias por vuestros aplausos, espontáneos y sinceros.



La voz en off de la estación se deja oír en el Gran Teatro:



¡Atención señores pasajeros!:
“El tren con destino al verano de 2011, va a efectuar su salida de la Estación de los Recuerdos”
¡Viajeros al tren!

Querido diario:

   Hoy ha sido un día muy especial para mi, hoy me ha llamado “Kiko” Bogado para proponerme ser el pregonero del próximo carnaval, casi “na”. Evidentemente he contestado que si, no cabría otra respuesta. ¿Cómo negarme ante semejante honor?.



   De dinero no hemos hablado, ni falta que hace, además, el dinero es solo para los pregoneros que vienen de “Cadi”, “Cadi”, o para los triunfitos de medio pelo. Los pregoneros carnavaleros de aquí, los que llevamos esto por bandera, los que presumimos de lo que somos, pregonamos por unos bocatas y una Coca-cola, no necesitamos más. Estoy más que pagado con el orgullo de saber que durante un ratito seré la voz de mis compañeros sobre este escenario, el dinero es mejor guardarlo, porque como no sabemos cuando volverá a pagarnos el Ayuntamiento…, además, antes de cobrar yo, prefiero que cobre Córdoba y Valverde, que en el momento de escribir esto aún no habían cobrado, porque eso si que daña la imagen de mi concurso y de mi ciudad, y lo que manche la imagen de mi concurso y de mi ciudad, está manchando la mía, y eso si que no, por ahí no paso.



   Aparece en escena Francisco Aguilar, popularmente conocido como “Paco el de Los Conejos”, con un vaso de agua para el pregonero.



¡Hombre Paco!, se agradece el agua. Aquí estaba hablando de “Kiko Bogado”
-Responde el pregonero comenzando una retahíla de preguntas hacia el-
   ¿Sabes quién es, no?.
-Paco niega moviendo la cabeza de un lado para otro-
   ¿Cómo?, ¿Qué no sabes quién es “Kiko” Bogado”?. ¿Cómo que no?, ese hombre que habla siempre muy bajito… y habla muy poquito… y muy despacito, ¡coño, el padre de “Kikito”!.
   ¿Qué no sabes quién es “Kikito”?. ¡Si hombre!, ese niño que sube por “arribita” haciendo gorgoritos, que t lo ves “vestío” y parece que se ha “escapao” del escaparate de Pull & Bear, que te hace pensar: si va vestido así un lunes “pal” ensayo…¿cómo irá este niño a las bodas?. Si va a carpa con el plumas blanco que parece el Kent esquiador.
   ¿Qué no te suena?. ¿Qué quién es el Kent?.
“Po” como dirían Los Primos: “El novio de la Barbie, abuela”, el que canta con el Iván en “Los Andy y Lucas de la Ribera”.
   ¿Cómo?. ¿Qué no sabes quién es el Iván?.
El hijo de ese hombre que se ha “metío” a costurera…, si, el niño que le sube al “Piojo” en la presentación de “Los Inmortales”. Ese niño que cuando nació no lloró, el cantó por carnavales. El que lloraba junto a su hermano cuando “Los Borjamaris” le dedicamos un pasodoble.
   ¿Qué no sabes quién es su hermano?.
¡Esto ya clama al cielo!. Ese niño que se mueve más cantando que una albiñoca en el anzuelo.
¡El Alberto, carajo!, ¡los dos hermanos!, los hijos de ese hombre que cuenta chistes…, ¿cómo se llama…, el del Ducados?. ¿Qué está siempre riéndose?..., ¡Cristóbal, joé!, Cristóbal se llama, el marido de la Rosa, la que hace un programa de “tele” y otro de radio con estos dos que van siempre juntos, que parecen “El Luísma” y “El Baraja”, el del pendiente y el del bigote…¡Eso!, el Antonio Villa y el Roque, que su vez también escribe en un periódico, y por que no tiene Internet, eh, si no tendría un blog como el del Coronel.
   ¿Qué no sabes quién es El Coronel?.
¡Si, hombre!, el de los Arrabales, que tu le ves la pinta y parece que se ha “comío” las pastillas de los chavales.
   ¡Mira Paco!, ¡anda, vete ya!, vete ya…




   No se si llega pronto o tarde este reconocimiento hacia mi persona. Soy de los que piensan que llegó cuando tuvo que llegar, ni antes ni después.Simplemente, hubo alguien que consideró que este era el momento oportuno para nombrarme, y desde aquí se lo agradezco…y ya está.



   Hay quien dice que soy muy joven, ojala, ojala fuera todavía ese adolescente imberbe de trece años, que vio pasar por primera vez este tren y decidió subirse en el. Ojala fuera todavía aquel niño que asistía atónito desde un rincón de esta Bombonera, a todo lo que acontecía sobre este escenario.



   Si cierro los ojos soy capaz de verme de nuevo, recorriendo la calle Concepción en dirección al teatro, detrás de aquellos “Escueceses” de la Peña El V Centenario. Se habían disfrazado previamente en los estudios de la Cadena Ser, en la calle Méndez Núñez. Parece mentira, les estoy hablando de 1986, tenía yo…¡¡doce años!!, y lo recuerdo todo perfectamente: Vicente, Barbeito, Pillín, Juan Gil, Felipe, Tere, Kaki, Lucre, Salomé, Toñi… Eso derivó después en mi querida peña de La Colombina, donde eché los dientes y donde me inyectaron este veneno.



   Aún recuerdo la emoción que producía en mi el olor a incienso, si, a incienso. Era el olor que precedía a la actuación de “Los Hijos de Buda Madre”, murga que me marcó sobremanera , imagino que como a todos. Hoy, veintiséis carnavales después, todavía soy capaz de cantar de carrerilla aquel popurrí inolvidable, como inolvidable era la puesta en escena de “Rederos” o aquellos “Barquilleros” de ese Roque que aún hacía los popurrí cortitos, o la presentación de “Escuela de arte”, o esos “Betuneros”, precursores de la murga acomparsada como después fue calificada. La maravillosa Murga Independiente, o aquellos “Caseros de Patio”, de mi admirado Manuel Correa y donde salía mi tío “El Guati”, y ahí también estaba uno de los dos padres que me ha regalado el carnaval, Antonio López Silvera, el otro…es Antonio Enamorado. Padres, porque los quiero como tal, y sobre todo, porque me trataron como a un hijo, aunque yo a veces no este a la altura de lo que un padre se merece.



   Son con diferencia, las dos mejores personas que me he encontrado en esta fiesta, por que además, me lo demuestran cada vez que la ocasión lo requiere.



   Conservar una amistad en la distancia no es fácil, es normal que la gente que te rodea, la que está siempre a tu lado, tu agrupación, tu familia, te demuestre su amistad cuando así toque, pero lo difícil y lo admirable de estos dos caballeros, es que en el ir y venir constante que es mi vida, ellos se mantienen en un segundo plano, o mejor dicho, yo los mantengo en un segundo plano, pero se que están ahí, siempre están ahí y siempre estarán. Es por eso que hoy tienen un sitio de honor en este pregón. Ellos hacen a este mundo mejor y sobre todo hacen, que haber entregado media vida en esta locura, haya merecido la pena, aunque solo sea por haberlos conocido.



Mi agradecimiento para ellos será eterno…



   …como eterno es el legendario estribillo de los “Aterriza como puedas”, o el pasodoble de “Las Moscas”, o el de “Los Light”, o la presentación de “Pinocho”, o la de “Dos Amantes”, o el pasodoble de “Después de Reyes”, o el de “Los Pollos”, o el de “Que noche la de aquel día”. Podría cantaros el pasodoble de “Moulin Rouge”, o la Presentación de “La Armada Invencible”, o el pasodoble de “Tertulia”, o el estribillo de “Los Aguilillas”, o el pasodoble de “Almonteño”, o la presentación de “El Tío del Saco”, o el popurrí de “Siluetas de Charlot”, o el pasodoble de “Latidos de papel”, o la presentación de “La otra orilla”…



   Y todo esto siendo… tan joven…, por cantar, hasta podría cantaros el pasodoble que me dedicaron aquellas “Gallinitas corraleras” de Carmona…, pero la verdad, no me apetece, más que nada porque seríais capaces de poneros en pie otra vez y partiros las palmas aplaudiendo, como hicisteis aquella noche,a pesar de que me estaban insultando, a pesar de que estaban mintiendo sobre mi…, aquí, en mi propia casa, en este mismo escenario, donde tantas veces me dejé el alma dando la cara por todos los míos, por todos vosotros, por todo lo nuestro…., pero así somos en Huelva.



   Lo siento…., esta os la debía. Pero es que no podéis imaginar la frustración que se siente en esos momentos, la impotencia de ver a tanto hipócrita, a tantos Judas, a tantos pobres de corazón, alegres porque me estaban despellejando, festejando aún no se el que. Seguramente serían los mismos que se alegraron años después cuando pensaron erróneamente que “Los Mairenas” habían repetido cuplé en la final. Inolvidable el careto que tenía alguno después, que pena. El destino disfrazado de jurado quiso además que me quedara con las ganas de contestar arriba en las tablas, con lo cual la impotencia fue aún mayor.



   Pero esta son las cosas que tiene esta fiesta, pero como todo no va a ser malos rollos, no podría pasar por alto, hablando de este episodio de mi vida, que hubo dos buenos amigos, como son Antonio Cabezas y Federico Pérez, que tanto en público como en privado estuvieron a mi lado en esos momentos.



   Esa también se la debo a los dos. Demostraron ser lo que hoy siguen siendo, dos buenos amigos y compañeros.

   Todas estas coplas y cientos más de ellas, deberían de ser nombradas “Bien de Interés Cultural”, y formar parte del patrimonio histórico del carnaval, son los pregones de cada febrero, los que no podemos olvidar, los que hacen que aún estemos aquí.

   Joven…, dicen, después de veinte años, sometido a vuestro juicio, vuestros análisis, vuestras valoraciones, vuestros comentarios en la “tele”, en la prensa, en la carpa, en la radio…, sometido al ¿que dirán?, al ¿qué pensarán?. Hay tantas versiones de Jesuli Perojil flotando en el subconsciente de cada uno, que a veces ni yo mismo se ya quién soy.
   Joven…, después de veinte años defendiendo personajes, dejando el alma en cada una de las coplas que van firmadas de mi puño y letra, dando la cara por esta tierra y por esta fiesta, presumiendo siempre de choquero.
   Joven…, después de veinte años donde me habéis visto reír, llorar, enfadarme, criticar, defender, elogiar, desfallecer, despuntar, levantarme, caer, exigir, pelear, alterarme, disfrutar…, ¡joder, me habéis visto crecer!..., ojala pudiera volver atrás, pues por todo esto y por muchísimas cosas más, hoy tengo la tranquilidad de no tener que rendirle cuentas a nadie. Hoy me subo a este tren por el puro placer de viajar, hoy no habrá nadie que ponga nota a mi trabajo y si lo hay…, sinceramente, me da igual.



   Solamente mi otro yo, mi otra mitad, me hará ver que debo decir y que debo callar, lo que estuvo bien y lo que estuvo mal, pero yo prefiero pedir perdón a pedir permiso, prefiero ser un valiente en el infierno antes que un cobarde en el paraíso.

   Hoy os abro mi diario de a bordo, mi cuaderno de bitácoras, hoy me desabrocho el alma para que veáis lo que escondo en ella. Me permitiréis que algo me guarde para mi y para los míos, pero quiero que sepáis, porqué un día me subí a este tren y no me he vuelto a bajar.



   Os puedo hacer reír, os puedo hacer llorar, lo que no puedo es engañaros. Hoy no soy un personaje, soy la cruda realidad, sin disfraz ni maquillaje, sin colorete, sin antifaz. Solo os invito a este viaje, ¿me queréis acompañar?, no me hace falta equipaje, me sobra con la verdad, mi verdad.



   Quiero que sintáis como yo lo sentí, que lo veáis como yo lo vi, que lo creáis como yo lo creí…,solo así…, este viaje tendría sentido.



   Os pido que subáis a este tren conmigo, que viajemos a través del tiempo. No soy más que un simple vagabundo que lleva más de media vida viendo pasar trenes por su lado, y en todos he encontrado algo mágico.



   Cada vagón guarda un recuerdo, cada vagón conserva algo de vida en su interior, cada vagón tiene su alma, cada vagón es diferente al otro, en cada vagón he conocido a alguien del que he aprendido algo. En cada vagón encuentras todo un mundo por descubrir. Por mucho tiempo que lleves viajando, nunca se aprende del todo, siempre hay un nuevo destino por descubrir, siempre hay un vagón que mejora al anterior, siempre hay otro sitio al que viajar, solo tienes que subirte al tren… y dejarte llevar.



2012-PREGON DE D. JESUS MANUEL PEROJIL VILLAR (V) CUARTA PARTE

Atención señores pasajeros:



“El tren con destino al Carnaval 1995, va a efectuar su salida de la Estación de Los Recuerdos”


Querido diario:


   Hoy se ha subido a mi vagón, la mujer más hermosa del mundo. Su sola presencia iluminó toda la estación. Enseguida me he dado cuenta de que algo era diferente, jamás he mirado a nadie como hoy la miré a ella.
Me he imaginado casándome con ella, teniendo hijos, dos estaría bien: un niño y una niña… No se si seré el marido perfecto: me gusta mucho viajar, pero bueno…al fin y al cabo…a ella…la he conocido aquí…en esta estación… Tiene una mirada… ¿Cómo te diría?..., así en plan Sabina: que derrite hasta el hielo de las copas.
   Me la imagino mimosa, sensual, fiel… y tremendamente orgullosa: lo cual me encanta.
Ya después la invitaré a que me acompañe en mi viaje, pero es una mujer de los pies a la cabeza. Si consigo que se quede en mi vagón; si decide compartir su vida conmigo: tengo que dejarle claro lo que hago, mi pasión… y le pediré; paciencia; y comprensión; y apoyo; y sobre todo amor… mucho amor… Y lo que me atreva a decirle a la cara, se lo diré algún día en un pregón. Yo se que no es lo mismo… pero así soy yo… y si se me ocurre cantarle algo…, así sería su canción:


   Jesuli toma nuevamente la guitarra para entonar un pasodoble de “Los Maolillos”, que ya cantase en el carnaval de 2011 sobre el mismo escenario en el Concurso Local de Agrupaciones.

El día que ella entró en la clase
descubrí al primavera.
Su mirada hizo que en mi despertasen
mis viriles pasiones quinceañeras
y sentí en el corazón
un repicar de campanas.
No recuerdo amanecer más bello
que el de aquella mañana.

Me dio clases de lengua con ardor y pasión
y besar fue infinitivo.
Como sujeto tenía un corazón;
y en el amor encontró ella el sustantivo;
y en la escuela de la vida
aún seguimos estudiando.
¿“Pa” qué más clases de historia?;
no existe mejor historia
que esta que le estoy contando;
y juntos resolvimos la ecuación;
y uno más uno de pronto sumaban cuatro;
y no hubo más clase de religión
que aquel altar donde una tarde nos casamos.

Y auque a veces suspendí:
en el amor no hay matemáticas ni ciencia;
si existe química: la física no cuenta.
No tengo más asignatura
que la de hacerla feliz…; y eso es así;
y puedo repetir un curso entero
estudiando su anatomía;
y aunque a veces saque un cero;
y aunque a veces saque un cero:
ella sabe que la quiero
más que a mi propia vida.
La quiero más que a mi vida.

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